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jueves, 2 de junio de 2011

Un paraíso diferente.

Paraíso. Podemos encontrar como definición de esta palabra: Lugar idóneo donde se practica una actividad. Como por ejemplo; Esta sierra es el paraíso del esquí. Pero existe una clase de paraíso diferente, que no se centra en lo terrenal, si no en sus características fiscales. Se denomina, paraíso fiscal; País o territorio donde la ausencia o parvedad de impuestos y controles financieros aplicables a los extranjeros residentes constituye un eficaz incentivo para atraer capitales del exterior.




Como bien dice la definición estas diferencias entre las fiscalidades se puede dar, tanto a nivel internacional (países) como a nivel nacional (territorios).

Este tipo de fiscalidad que ofrecen esta clase de paraísos, beneficia la economía de su territorio, pero perjudicando a otro. Es decir, el traslado de grandes capitales de un país a otros, donde se les ofrece poder disminuir o eliminar la carga fiscal de sus rentas, beneficia la economía donde dichos capitales reposan. Pero a su vez perjudican a los territorios donde se han producido a través de diferentes actividades esas rentas.

¿Quiénes se benefician de estos paraísos?
La utilización de estos paraísos se lleva a cabo tanto por personas físicas como jurídicas, diferenciando entre “paraísos para las sociedades” y “paraísos para las persones físicas”. La única cualidad necesaria para acceder a alguno de estos paraísos es poseer un gran capital, sin importar de donde proceda. Podemos nombrar como clientes, de forma genérica a políticos, bancos, banqueros, artistas, deportistas…. Ya los pertenecientes a estos grupos suelen tener restas elevadas.

Esta actividad no es ilegal, aunque puede resultar poco ética. Pues tanto las personas físicas como jurídicas que se benefician de estas fiscalidades, evitan los elevados impuestos que se les exigen en su país de origen, de tal forma, que no contribuyen al sostenimiento de los gastos públicos de los cuales se benefician. Los impuestos son importantes cuando se vive en sociedad, y más cuando las otras fuentes de ingresos públicos se privatizan. Como esta ocurriendo en la actualidad con algunos servicios. Pues los impuestos cubren, o deberían, gran parte de los gastos de las sociedades que individualmente no podríamos hacer frente.

En mi opinión si debería ser ilegal, o por lo menos estar más controlado. Y más en estos tiempos de crisis donde mucha gente menciona la subida del tipo impositivo a las rentas altas como una salida. Esta subida lo único que causaría seria que más rentas salieran del país en busca de estos paraísos. Por lo que lo primero seria controlarlos o, en un mejor caso, eliminarlos.

¿Por qué no se eliminan? Los paraísos fiscales se alimentan de grandes capitales, que son aportados por personas jurídicas o por personas físicas. Es este dato el que hace que no se eliminen dichos paraísos, pues las personas y sociedades que poseen grandes capitales son las que, en estos momentos, poseen el poder para poder eliminarlos. Tanto políticos como bancos se aprovechan de los beneficios fiscales que les ofrecen.

El siguiente artículo (pincha aquí para ver el artículo) define los paraísos fiscales como; “Los paraísos fiscales significan evasión fiscal, contagio de crisis financieras, fomento del crimen organizado y del narcotráfico e incluso sostén del terrorismo”.
Manteniendo los paraísos fiscales estamos ayudando a mantener el terrorismo, el crimen, a prolongar la crisis, y a la evasión. Aunque como se menciona arriba, esta actividad no es ilegal y no se considera evasión fiscal para los políticos. Desde mi punto de vista, y como menciona este artículo si lo es.






Como se menciona en el texto la OCDE ya estaba intentado identificar dichos paraísos, encontrando “35 paraísos fiscales, 47 áreas tributarias preferenciales y 15 países que facilitan el lavado de dinero negro” para sancionar hasta que Bush llego a ser presidente. Este dato demuestra que a las personas con grandes capitales no les interesa que se erradiquen los paraísos fiscales, pues les proporcionan grandes ventajas. Y somos el pueblo el que ha de luchar contra ellos, pues no debemos esperar que ellos se perjudiquen, no lo harán.

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